HISTORIA DE SAN MARCOS LA LAGUNA.SOLOLA

SAN MARCOS LA LAGUNA, SOLOLÁ

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El nombre de San Marcos La Laguna proviene del santo patrono, San Marcos Evangelista. Los Anales de los Kaqchiqueles o Memorias de Tecpán Atitlán mencionan que, en la época de la llegada de los españoles en 1524, los guerreros kaqchiqueles comenzaron a cruzar el Lago de Atitlán, cuyas aguas estaban muy agitadas. Uno de los lugares a los que se dirigieron fue Payan Chocol, que se supone fue su nombre aborigen.

Más adelante, se menciona que el 5 de octubre de 1583, el juez Juan Rosales, junto con el escribano Juan de Morales, llegó a inspeccionar la montaña y el río de Payan Chocol, cuya etimología, según Recinos, significa “festín en el agua”. Este nombre indígena fue corroborado en un documento fechado el 26 de abril de 1584, que trata sobre la fundación o reducción del poblado por los españoles.

En esa fecha, “el 26 de abril, se ofició una misa en honor a San Marcos en Payan Chocol; la procesión fue llevada a cabo por el padre Fray Juan de Mendoza, a la cual asistieron todos los señores”. Al margen del manuscrito, quedó la leyenda que dice “Fundación de San Marcos

Los descendientes de los emigrantes de Paki’p, de habla kaqchikel, se unieron a otros jornaleros provenientes de Sololá, con quienes, al compartir el mismo idioma, formaron un nuevo pueblo en un lugar no muy adecuado para ellos: el barranco Payán Chocol, sitio que hoy se conoce como Jaibalito. Este lugar pertenecía a la jurisdicción de Atitlán y formaba parte de la encomienda de Sancho de Barahona, compañero de conquista de Pedro de Alvarado.

Según el Memorial de Sololá, el pueblo de San Marcos fue fundado el 26 de abril de 1584, cuando el misionero Fray Juan de Mendoza celebró la primera misa, siendo conocido inicialmente como San Marcos Paki’p. Para 1707, en un libro de matrimonios ya se mencionaba como San Marcos La Laguna.

De acuerdo con la tradición, la cabecera de San Marcos La Laguna ha sido trasladada cinco veces. El cambio más reciente ocurrió cuando fue ubicada entre el barrio oriental y el barrio occidental, después de la inundación de 1881 que destruyó el pueblo.

Se cree que los primeros colonos llegaron procedentes de San Lucas Tolimán, donde habían estado viviendo hasta que una plaga de murciélagos los obligó a emigrar. Los migrantes llegaron con semillas de jocote.

Los antepasados del municipio de San Marcos La Laguna tienen una larga historia migratoria. Son originarios de un lugar llamado Paki’p, ubicado al sur de San Lucas Tolimán y Santiago Atitlán, en las tierras bajas (boca costa), cerca del pueblo de San Jerónimo Patulul. Tuvieron que abandonar esa zona debido a la presencia de animales salvajes (tigres y leones), que representaban una amenaza tanto para sus cultivos como para sus vidas. La leyenda añade que vagaron durante casi trescientos años en busca de un lugar donde asentarse. Intentaron establecerse en las riberas del Lago de Atitlán, en tierras que actualmente pertenecen a la aldea Cerro de Oro, del municipio de Santiago Atitlán. Sin embargo, al ser rechazados por los habitantes de esa comunidad, buscaron refugio en la orilla occidental del lago, donde el Alcalde de Patzununá los contrató para sembrar maíz.

En 1623, San Marcos aparece entre los pueblos que formaban parte de la encomienda otorgada a Pedro Núñez de Barahona, nieto del conquistador Sancho de Barahona. El cronista Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán lo mencionó en su obra “Recordación Florida”, describiéndolo como el pueblo más pequeño del curato de Sololá.

En la Descripción Geográfica Moral de la diócesis de Goathemala, escrita por el arzobispo Pedro Cortés y Larraz en 1770, se menciona a San Marcos como un pueblo anexo de la parroquia de San Pedro La Laguna, con una población de 156 habitantes.

La ubicación original de San Marcos La Laguna se encontraba en una barranca que desemboca en el Lago de Atitlán, y que en época de lluvias se convertía en el cauce de fuertes corrientes de agua. Esto provocó que en numerosas ocasiones el poblado fuera destruido por la fuerza de las aguas. Las primeras de estas correntadas quedaron registradas en los libros parroquiales en 1688. Después de 1702, el Alcalde Mayor de Sololá trató de convencer a los habitantes de San Marcos para que se trasladaran a un lugar más seguro, pero no lograron encontrar un sitio adecuado.

Tras el segundo desastre, el Alcalde Mayor Juan de Barreneche obtuvo permiso de la Real Audiencia para trasladar el pueblo a un nuevo lugar, escogido por los pobladores, llamado Uacujil, adonde se mudaron en enero de 1725. Un año después, se procedió al deslinde de tierras con Santa Cruz La Laguna.

San Marcos no contó con una iglesia católica de buena construcción hasta 1807, pero esta fue destruida pocos años después, en 1827. El párroco de San Pedro logró reconstruirla rápidamente con un estilo colonial, adornada con retablos, esculturas y cuadros. Sin embargo, esta iglesia también fue destruida por el terremoto del 2 de abril de 1902. A finales de octubre de 1849, otra gran correntada afectó al pueblo, y el único edificio que sobrevivió fue la iglesia, construida pocos años antes.

Ante este nuevo desastre, se acordó trasladar el pueblo al sitio conocido ahora como el Llano de Chinimayá, huyendo definitivamente de las correntadas. Así fue como el pueblo se asentó en las lomas de Chirijuyú y Xenimá Abaj, donde permanece actualmente.

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